“La experiencia del abandono y de la soledad nos asusta, es dolorosa e, incluso, inhumana. Y lo es aún más en tiempos de fragilidad, incertidumbre e inseguridad, provocadas, muchas veces, por la aparición de alguna enfermedad grave”, crisis humanitarias, injusticias y también por “la condición de sufrimiento y soledad de quienes, a causa de la guerra y sus trágicas consecuencias, se encuentran sin apoyo y sin asistencia.”
Estamos viviendo tiempos de muchos conflictos y circunstancias dolorosas que nos desafían constantemente. Es por ello que las afirmaciones del Papa Francisco que citamos anteriormente encuentran resonancia en quienes nos ha tocado acompañar realidades complejas, donde se abre la cuestión del significado que puedan tener. Es un tema complicado y tiene muchas interpretaciones, pero lo más común es que nos pongamos a tratar de buscar una solución y muchas veces no se trata de eso, sino de estar al lado y acompañar a quien sufre y, juntos, buscar un significado.
Esto es tan importante que el filósofo y profesor Francesco Botturi dice que “la falta de una cultura capaz de plantear el problema del sentido o no del sufrimiento es decisiva para la vida de una civilización.” Este es un tema sobre el cual nos interesa profundizar, y más aún cuando este año vamos a realizar nuevas formaciones para cuidadores de personas mayores en varias ciudades del país. No se trata solo de cuidar a quien tiene una situación de dependencia, sino el sentido más profundo del cuidar y cuidarnos.
El pasado 1ro de mayo me invitaron a un encuentro internacional donde se ponían preguntas de mucha profundidad:
¿Es posible una cultura del trabajo que promueva una visión unificada del individuo, que se preocupe por las personas en el trabajo, que se preocupe por el crecimiento de sus trabajadores precisamente porque se preocupa por el crecimiento de la empresa?
¿Qué significa que, en lo que uno hace, lo que hace que el trabajo valga la pena es la persona?
¿Cómo puede la parte subjetiva del trabajo, es decir, la que está vinculada a la personalidad de quien trabaja -con sus méritos y defectos- ser un valor positivo?
Como todas las buenas preguntas, no se trata de responderlas, sino de suscitar un trabajo personal, el inicio de procesos internos en cada uno. Sin embargo, uno de los puntos que pude compartir y que ha sido una revelación para mi, es sobre una competencia blanda que considero que es una de las que ayudan a iluminar el resto: la caridad. Comencemos a mirar como el amor hacia nosotros mismos, a nuestro trabajo y hacia los demás puede transformarlo todo.