Al terminar un año y estrenar un nuevo calendario es muy importante hacer un balance de lo vivido y ponerse unas metas para el tiempo que tenemos por delante. Sin duda, 2023 fue un año muy intenso desde muchos puntos de vista y ustedes recibieron, incluyendo este boletín, 12 meses de muy buenas noticias; evidencias de cómo es posible cambiar la vida de personas que desean trabajar y tener un futuro mejor. 

En ese sentido, Trabajo y Persona, junto a sus aliados, son un instrumento para que todo esto ocurra, pero estamos seguros de que existen muchas otras historias que valen la pena ser contadas. Sin embargo, cuando vivimos en un contexto tan complicado, lleno de desafíos desde todo punto de vista, es común que nuestra atención se desvíe hacia lo que nos afecta y que, de alguna manera, destruye muchos de los planes que nos hicimos el año pasado. 

Ahora bien, ¿qué lentes usamos para mirar de manera adecuada lo que nos ha pasado? Tomando en cuenta nuestra planificación, y sumando todos los imprevistos, al final se miran las cosas que salen “bien” y otras que salen “mal” de acuerdo al resultado que esperábamos y, lo más usual, es agradecer lo bueno y tratar de entender qué aprendizaje nos deja lo vivido. 

Pero, ¿qué significado esconde todo lo que sucede, sin reducirlo a lo positivo y negativo? Esta es una pregunta que nos debería acompañar siempre porque sirve no solo para evaluar el año que termina, sino para mirar el futuro. “El hombre contemporáneo parece incapaz de percibir la profundidad de la realidad que nuestros ojos ven y tocan, ya sea una flor o un rostro humano”, afirma Joseph Ratzinger, y nos pone sobre la mesa un tema fundamental que tenemos frente a todo lo que acontece en nuestra vida: la mirada.

Por este motivo es que agradezco tanto que antes de finalizar el año se celebre la Navidad. Porque para los cristianos, «la fe no sólo mira a Jesús, sino que mira desde el punto de vista de Jesús, con sus ojos: es una participación en su modo de ver… La fe en el Hijo de Dios hecho hombre en Jesús de Nazaret no nos separa de la realidad, sino que nos permite entender su significado más profundo, se abre una nueva manera de ver; ver se convierte en seguir a Cristo, y la fe aparece como un viaje de la mirada, en el que los ojos se acostumbran a ver en profundidad», como bien dijo el Papa Francisco.

De esta forma, podemos caminar juntos para descubrir el significado de todo lo que nos ha pasado y nos sucederá, y especialmente tener una nueva mirada para poder contar todas las buenas noticias que el nuevo año nos tiene preparadas.