“Todo trabajo es vacío salvo cuando hay amor; 
Y cuando trabajas con amor te atas tú mismo a ti mismo, y a los otros, y a Dios. 
Y, ¿qué significa trabajar con amor?
Significa tejer el paño con hilos sacados de tu corazón, como si tu amado fuera a llevar ese paño.
Significa construir una casa con afecto, como si tu amado fuera a vivir en esa casa.
Significa sembrar las semillas con cariño y cosecharlas con alegría, como si tu amado fuera a comer las frutas.
Significa cargar todas las cosas que creas con un aliento de tu propio espíritu.”

Es imposible no resonar a la misma frecuencia cuando se leen estos versos de Kahlil Gibran en su obra “El Profeta”, porque todos estamos hechos para vivir en el amor. Sería ir contra nuestra naturaleza cuando se vive y trabaja sin sentido, a la orilla del profundo vacío de la nada o, peor aún, en la condena, rechazando la belleza y la luz. Por ello, tenemos que hacer todos los esfuerzos posibles para que no haya desempleo o formas de esclavitud, porque son actos criminales para el ser humano.

El valor que tiene el trabajo para la persona aplica también para el que es no remunerado. Sobre este aspecto, varias de las mujeres que formamos en el área de emprendimiento gastronómico en nuestra asociación me han dado una nueva lección para atesorar en el corazón. Normalmente, las invitamos a colaborar y cocinar en el comedor para niños de su comunidad como un requisito, y bajo una lógica de contraprestación y agradecer lo que le hemos dado de formación. Sin embargo, la experiencia ha superado las expectativas, porque quienes estaban agradecidas de compartir sus conocimientos, tiempo y esfuerzo eran ellas. Esto ha permitido ver el trabajo solidario como una oportunidad de encuentro, crecimiento personal y ocasión para compartir más la vida entre ellas, generando de esta manera una comunidad de emprendimiento colaborativa y solidaria.

Qué verdadero es lo que indica el Papa Francisco en la exhortación Evangelii Gaudium, cuando afirma que: “en el trabajo libre, creativo, participativo y solidario, el ser humano expresa y acrecienta la dignidad de su vida”.

Al comenzar un nuevo año, frente a las necesidades que nos encontramos todos los días, cuántas veces nos preguntamos: ¿de qué manera nuestro trabajo puede ser más colaborativo y solidario con otros?, ¿dedicamos tiempo a ver qué experiencia hacemos en el trabajo y crece nuestra conciencia de todos los dones que hemos recibido?, en resumen, ¿qué sentido tiene el trabajo que hacemos?