La fatiga del trabajo sumado a lo que tenemos que lidiar cotidianamente parece absorbernos  en una Venezuela que no le da tregua a nadie. Conseguir comida o medicinas, lidiar con los servicios básicos que no funcionan y todas sus consecuencias parece una carrera sin fin. Por otro lado, tenemos el exasperante manejo económico de un país que hace que estemos frente a una lista interminable de problemas, los cuales  siempre están al acecho para ponernos en un gran dilema: que sean una distracción de nuestra vocación o una ocasión para reconocerla y profundizar en ella.

El genio de Antoine de Saint-Exupéry ya lo alertaba con una célebre frase: “Si al franquear una montaña en la dirección de una estrella, el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada, se arriesga a olvidar cual es la estrella que lo guía.”

En la crisis social más profunda del continente en el último siglo, no es fácil evadir la tentación de absorbernos por los problemas, y es más urgente que nunca no perder de vista la estrella que nos guía a cada uno de nosotros en lo personal, comunitario y más aún como sociedad. 

Más allá de las posturas ideológicas y creencias, nos une objetivamente trabajar por el bien común de Venezuela: nuestra Madre-Patria. La Madre (mater) engendra, genera, es origen y fuente, es fértil como nuestras tierras y acoge a todos para ser un punto de partida para educar, trabajar y progresar; Patria (pater) es nuestro patrimonio, los bienes que hemos recibido como herencia de nuestros antepasados y genera una cultura única. 

Somos viajeros en nuestra propia mater-pater y la crisis que vivimos es esta gran montaña que debemos franquear para seguir en la dirección de esa estrella que nos guía. Sin embargo, aunque llegásemos a lograr un estado de bienestar, no necesariamente estaríamos bien; bienestar no coincide con estar bien. Lo podemos ver en otros países donde se han conquistado estándares de vida que son deseables para nosotros y aun así persisten otros tipos de problemas. 

El ser humano siempre seguirá como viajero flanqueando montañas buscando esa estrella que lo guíe. La única manera que yo conozco para poder seguir trabajando feliz en una realidad tan problemática, es que esa estrella ilumine todas las montañas y riscos que tenga que atravesar, y que además ella misma sea la respuesta a mi deseo infinito de belleza, felicidad, verdad y justicia.