“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre”. De esta manera, Cervantes pone en palabras del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha una de las características que nos define como seres humanos.

Recientemente celebramos uno de los actos de libertad más preciosos de la historia: Dios toma la iniciativa y se hace un ser humano (la Navidad). Pero no lo ha hecho para imponer su voluntad, porque su primer movimiento de libertad tuvo que ser secundado por el de la Virgen María. Frente a la iniciativa de Dios siempre hace falta nuestro sí, porque tal es el amor y el respeto que Dios nos tiene, que se somete y apuesta todo a nuestra libertad con todas sus implicaciones.

¿Este gesto lleno de amor y libertad cómo nos ilumina el camino de un nuevo año? ¿De dónde se pueden sacar las fuerzas para recomenzar? ¿Bastan únicamente los buenos deseos y un buen estado de ánimo para estar frente a las numerosas dificultades que nos toca vivir?

Retomar el trabajo prescindiendo de este acontecimiento reduciría las fiestas a un simple descanso para reponer energías, sin embargo, el cristianismo introduce una novedad en la historia: todo el cansancio del año pasado, con sus logros y tareas pendientes, juntos a las grandes metas para este nuevo período, quedan iluminados por este gran acontecimiento de libertad fruto de un gran amor.

Podemos seguir caminando indiferentes, definiendo proyectos sólo con nuestras ideas, esforzándonos y apostando todo únicamente a nuestra voluntad; pero si toda la verdad, la belleza, la justicia y el amor entraran en nuestra vida, ¿cambiarían nuestros planes?

¡Feliz inicio de año y buen trabajo!